La amenaza del coquí*
Señor Director: le escribo para poder aclarar algunas preocupaciones que han surgido en muchas personas con el problema de los coquíes en Hawai. Soy biólogo y candidato a maestría en la UPR, Recinto de Río Piedras. Hace años que trabajo con coquíes, por lo que puedo ayudar con este asunto.
Se pregunta: ¿que daño pueden hacer los coquíes? Lamentablemente la respuesta es: muchísimo daño. Hawai no tiene anfibios nativos y cada especie que es introducida por actividades humanas añade al problema de las especies de invertebrados y aves nativos de las islas. Al igual que otras ranas, el coquí come pequeños invertebrados. Esto significa que puede comer especies en peligro de extinción, o llevar a una especie estable a estar también en peligro.
Otro problema es que muchas aves nativas de Hawai están en peligro de extinción y algunas de ellas comen invertebrados también, por lo que tienen ahora en el coquí otro competidor que los empuja a la extinción. Este es el problema que más preocupa a los biólogos de Hawai. El problema del ruido que hacen preocupa más bien a las personas no acostumbradas y al sector turístico, parte importante de la economía de Hawai.
Coincido con el Dr. Juan A. Rivero en que los hawaianos van a tener que aprender a vivir con nuestro coquí. Si no se pudo eliminar el sapo común (Bufo marinus), que es una especie mucho más grande y necesita agua para reproducirse (nuestro coquí pone sus huevos en plantas) no creo que puedan eliminar a nuestro coquí.
Muchas personas han expresado que se deben capturar y traerlos a nuestra isla en vez de matarlos. Lamentablemente esta no es una opción real. Primero, el coquí es difícil de capturar. Tienen que serio para poder escapar de depredadores. Yo llevo años capturando coquíes para medirlos y observarlos y todavía se me escapan varios cada noche. Aunque se envíe un ejército de rescatadores, capturarlos todos es una misión imposible. Además, si lográsemos capturarlos todos, excepto por una pareja que haya estado escondida, en dos a cuatro años la población podría estar en los cientos de nuevo. Segundo, traer coquies desde Hawai a nuestros bosques podría introducir alguna enfermedad con ellos, no sólo de anfibios, sino de otros animales y plantas. El esfuerzo de rescate del coquí sería un caos ecológico.
Si queremos proteger al coquí debemos empezar con las especies de aquí. En nuestra isla hay 16 especies de coquíes, de las cuales 12 están en peligro de extinción o vulnerables. Hay tres especies, el coquí dorado, el coquí palmeado y el coquí de Eneida, que se consideran extintas. El coquí dorado era la especie más hermosa e interesante porque era de color dorado y no ponía huevos, la hembra retenía los huevos dentro de ella y luego “paría” los coquíes cuando salían del huevo. De las otras nueve especies cada año se ven menos y menos. La construcción desmedida, la deforestación, y el cambio climático global han afectado estas especies hasta en bosques protegidos como El Yunque.
Atentamente,
Luis J. Villanueva-Rivera, B.S.
ljvillanueva@coquipr.com
*Esta carta fue publicada en Primera Hora el 5 de septiembre de 2001.